Crónica. Roberto Urzúa Orozco (q.p.d.)

NOÉ GUERRA PIMENTEL

Antes de conocerlo en persona, de tenerlo frente a mí como distinguido compañero en la Sociedad Colimense de Estudios Históricos, ya lo conocía, ya lo sabía a través de sus escritos. Eran mis años de secundaría cuando interesado por el pasado de Colima en la biblioteca de mi escuela encontré esos primeros textos de Roberto Urzúa y de su mano o mejor dicho, de sus letras, neófito y con todo por descubrir transité el Camino Real de Colima, que después de eso ya no fue solo una ancha avenida de Colima; conocí a Ramona –en fotografía- y, casi de la voz de ella, por la narración extraordinariamente transcrita, a su muy íntimo Vicente “El Indio Alonso” con ella, joven y hermosa a su lado.

También con las letras y la imaginación del Padre Urzúa averigüé sobre la estancia en Colima de Jerónimo López, uno de los Conquistadores de este territorio. Gracias a sus pesquisas documentales viajé por los Pueblos del Valle de Tecomán y descubrí las parroquias de Caxitlan junto con el Hospital de Indios de Tecomán. Obras que aunque no fueron las únicas de su creación, para mi fueron suficientes. Él, Roberto Urzúa, más que nadie alimentó mi afición por la historia y mi gusto por el pasado antiguo de Colima.

Nacido en la ciudad de Colima el 22 de mayo de 1926, el padre Urzúa fue licenciado en Filosofía e Historia Regional. Sus padres, según lo consigna Juan Oseguera Velásquez, fueron Juan N. Urzua Alcaráz y Eloisa Orozco Rolón. Roberto Urzúa, inquieto desde niño, cursó sus estudios de primaria en su querido pueblo de Tecomán; Ya para la preparatoria y profesional emigró a esta capital y en Montezuma, Nuevo México en los Estados Unidos y de ahí a la Universidad Gregoriana de Roma, Italia.

A la par con su desempeño sacerdotal también fue docente del Seminario de Colima, Juez Eclesiástico de esta Diócesis, Párroco de Zapotitlán de Vadillo, Jalisco, por tres años; de Tecomán, 16 años; de Suchitlán y Cofradía de Suchitlán, en el Municipio de Comala, dos años; de Coquimatlán, tres años y finalmente en Cuauhtémoc, durante seis años. En cada lugar con su sabiduría, modestia, sencillez y vocación características supo hacer amigos. Urzúa Orozco fue Miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística; Cofundador de la Sociedad de Historia Eclesiástica Mexicana y Secretario de la misma; Socio fundador de la Sociedad Mexicana de Canonistas; Socio Fundador de la Sociedad Colimense de Estudios Históricos y Miembro del Colegio de Colima. Promotor para la creación de los templos católicos San Santiago y San Isidro. Así como del Asilo de Ancianos en Tecomán.

Su paso por la vida y cultura lo dejó marcado como profundo investigador de la Historia Regional de Colima, autor de Los Tecos, un Pueblo sin Historia; Colima Caxitlán o Tecomán; Trilogía Histórica de Colima, Trilogía Histórica de Tecomán y Cuauhtémoc, de la Crónica a la Historia. Autor de numerosos ensayos sobre historia, en cuyas obras se destaca un ameno estilo costumbrista, que lo distingue como uno de los autores más acuciosos y de mayor prestigio en el occidente de México. Sus obras destacan como ejemplos de la microhistoria mexicana. Sus ensayos fueron publicados en la prensa local, específicamente en suplementos culturales. Durante su prolífica existencia y amplia trayectoria social y cultural el padre fue reconocido con cualquier cantidad de diplomas, premios y reconocimientos. Por uno de sus ensayos recibió la Medalla “J. Roberto Levy”, otorgada por el grupo Radiolevy. El H. Ayuntamiento de Tecomán, Col., lo reconoció como “Ciudadano Distinguido” y fue galardonado con el Premio Colima en Humanidades.
De él, aparte de esos primeros pasos al pasado de Colima y mi región natal, de su recuerdo grato y de sus permanentes gentilezas conservó con sus consejas y reflexiones, como obsequio, una copia enmarcada del original de la portada del “Libro de Partidas de Bautismos de todas castas”, fechado en Caxitlan en 1778.

A la edad de ochenta y dos años y luego de una penosa enfermedad, Roberto Urzúa Orozco reposa para la eternidad desde la madrugada de este jueves 5 de junio en la ciudad de Tecomán, su cuerpo fue velado en la Parroquia de Santo Santiago de aquel lugar y este viernes, rodeado de familiares y de sus más cercanos amigos será inhumado en el Panteón Municipal de Colima, tal y como fuera su deseo. Muchas gracias amigo y descanse en paz.

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