CULTURALIA. LOS ILUSTRES DEL CAMINO REAL

NOÉ GUERRA PIMENTEL*
Los “monitos de la Camino Real”, como les llamó Juan Carlos Reyes, en su Historia de la Escultura Pública en el Estado de Colima, donde entre otras, cuenta que “La historia y anécdotas alrededor de estas seis estatuas, Guillermo Prieto, Ignacio Ramírez -El Nigromante-, Melchor Ocampo, Francisco Zarco, Leandro Valle y Santos Degollado, por sí solas dan para un artículo extenso”, por lo que coincidiendo, desde el aludido ensayo de Juan Carlos Reyes trataré de abreviar, sin soslayar antecedentes, idea y motivos de su instalación aquí en Colima.
Reyes afirma que “La idea original de reunir a los hombres destacados de la etapa de la Reforma fue ni más ni menos que de Porfirio Díaz, aunque nunca, por supuesto, tuvo en mente concretarla en Colima. Así fue como tras siglos de existencia bajo otros nombres, en 1896 nació el Paseo de la Reforma de la ciudad de México. Ahí, entre ese 96 ya hasta 1902 se colocaron 36 estatuas, de personajes de 17 estados y el D.F.; ninguno de Colima. Hasta que más de medio siglo después se decidió extender el viejo Paseo hacia el noreste de la ciudad y con ello darle continuidad con 40 nuevas figuras de personajes liberales.
A mediados los años 60´s el PRI promovió la creación de patronatos estatales encargados de organizar el “Centenario de la Victoria de la República”. Como era de esperarse, al de Colima, encabezado por el gobernador Francisco Velasco Curiel, se sumaron los funcionarios y los notables, entre ellos Alfonso de la Madrid Castro, quien propuso la erección de “estatuas de dos héroes liberales colimenses”, Manuel Álvarez y Ramón R. de la Vega, que representaran a Colima en el Paseo de la Reforma de México. Su propuesta, al parecer, fue bien recibida, pero algo debió salir mal pues un par meses más tarde dejaron de ser “estatuas” y ya se hablaba de “bustos”, y al final ni eso. Con el tiempo el proyecto se olvidó y hasta la fecha, los colimenses no tienen representación ni en el Paseo de la ciudad de México ni en la avenida Camino Real de Colima.
Mientras tanto en Colima, desde la ciudad de México el ex gobernador Francisco Solórzano Béjar estaba pendiente y se anticipaba preparando un obsequio con el propósito de congraciarse con sus paisanos, que lo aborrecieron –el pueblo católico– por haber sido el ejecutor de la campaña anticlerical previa a la Cristiada, o sólo por congruencia de comecuras deseoso de rendir homenaje a quienes hicieron posible la separación entre el Estado y la Iglesia. En mayo de 1965 Ricardo Guzmán Nava declara haber visitado a Solórzano Béjar en su casa de México y visto ahí, en su jardín, una estatua de Santos Degollado, que según el ex le platicó había mandado hacer para colocarla “en una de las glorietas de la Calzada Pedro A. Galván” en Colima. En enero de 1966 Solórzano Béjar la entregó al Ayuntamiento de Colima. Pero alguien se opuso. El Presidente Octavio Ursúa Quiroz, anunció que no sería instalada en la Galván sino “en el crucero de la Circunvalación (Av. de los Maestros) y Aquiles Serdán”, frente a la Normal.
Finalmente Degollado encontró su lugar. Su bronce fue instalado allá por “El Diezmo”. Ursúa Quiroz, esa vez declaró: en la Camino Real “sólo se colocarán héroes de la Reforma”. A S. Degollado siguieron, de norte a sur: L. Valle, F. Zarco, M. Ocampo, I. Ramírez y G. Prieto, colocadas sobre 1967. La historia de éstas no fue tan azarosa como la primera, mas sí misteriosa. Se dice que fueron regaladas por Solórzano Béjar. La fecha se infiere porque Juan Oseguera, en su libro Colima en Panorama, salido de galeras en agosto de 1967, sólo señala a la de Degollado.
Corre otra versión sobre su origen, y otra más sobre su número. Se dice que el Cabildo de cierta población de Jalisco cercana a Colima habría encargado la hechura del conjunto y después decidido no instalarlas. De alguna manera Solórzano Béjar se enteró del caso y las compró a remate, para Colima. Además, se dice que “faltan monos”, esto es, que a Colima llegaron más de las que conocemos y que las otras permanecieron ocultas hasta finales de la década de 1970 en el Teatro Hidalgo, o en la sede de la Logia masónica.” Hasta aquí en síntesis, lo aportado por Juan Carlos Reyes, sobre las figuras del Camino Real.
*Presidente de la Sociedad Colimense de Estudios Históricos, A.C.

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