CULTURALIA. EL REY COLIMAN

NOÉ GUERRA PIMENTEL*

A la entrada de la capital del estado de Colima y como un homenaje a su memoria se encuentra una estatua erigida en 1955 para simbolizar el encuentro de las culturas Precolombina y Española y en homenaje al mítico líder que defendió a este pueblo, obra del escultor Juan F. Olaquíbel, autor, entre otras, de la admirada “Diana Cazadora” de la ciudad de México.



El monumento representa a un ideal guerrero en pie, sobre una base circular de más de 7 metros de alto. La estatua labrada en piedra tono gris, descansa sobre un pedestal con el jeroglífico primitivo de "Acolman" y la inscripción: Rey de Coliman. En la base semicircular el escultor plasmó en bajorrelieve enmarcado por una greca, escenas de la posible vida cotidiana de la época, como el encuentro de dos culturas; hay además dos inscripciones en forma de pergamino que dicen: "Más fuerte que la historia, tu leyenda es a la vez destino y privilegio" y "Colima exalta aquí las virtudes de tu estirpe como una definición de patriotismo".

Durante el periodo gubernamental de 1991-1997, los organismos culturales de Jalisco, Aguascalientes y Colima encargaron una encuesta que entre otros tenía el propósito de identificar los símbolos culturales de cada entidad, y particularmente aquellos con los que la población de sus capitales tenían mayor identificación. Más del 80% de los encuestados en Colima eligieron al Rey de Coliman, los tapatíos al Hospicio Cabañas y los hidrocálidos al conjunto de Los Arquitos. Que en la práctica cotidiana se le llame con gran familiaridad “Rey Colimán” y no “de Coliman”, demuestra con claridad que los colimenses lo ha hecho suyo.

El Rey Coliman, así, sin acento en la “a”, el Hueytlatoani Colimotl o Tzome, se afirma que fue el último rey de los Colimas, Colimotes o Colimecas que habitaban esta región del “Señorío de Coliman”, como alude Cortés a este territorio, cuya sede, según estaba situada en la llanura costera del llamado Valle de Tecomán. Durante la conquista española, se dice que Colímotl derrotó en dos ocasiones a Juan Rodríguez de Villafuerte, la primera en las inmediaciones del pueblo de Trojes y la segunda en el Palenque de Tecoman (sin acento).

Finalmente, fue derrotado en la batalla de Alima en Tecomán por Gonzalo de Sandoval y posiblemente muerto. Está considerado como uno de los símbolos heroicos de los pueblos originarios mesoamericanos por su valor y sagacidad en la resistencia al embate de los españoles. Aunque se desconoce la fecha y el lugar de nacimiento de este mítico personaje considerado el forjador de la región situada entre los ríos Coahuayana y Chihuatlán (ó Ciguatlan), Colimotl (El Rey Coliman) es una de las figuras emblemáticas de Colima. Ha crecido tanto su presunta existencia que algunos con vehemencia inaudita afirman que incluso libró grandes batallas de defensa contra los purépechas, “victorias que le dieron la categoría Hueytlatoani de los pueblos indígenas de Sayula, Zapotlán y Amula, entre otros, cuyos caciques le pagaban tributo.”

También se le atribuye, sin probarlo que durante la conquista, de 1522 a 1523, fue el defensor, cuya cultura era una variante regional de la Náhuatl y también se deduce que con su pueblo luchó contra un numeroso contingente bien pertrechado compuesto por purépechas, texcocanos y mexicas, entre otros aliados de los españoles; incluso, el imaginario colectivo se lamenta que en la batalla de Alima, en las inmediaciones del actual municipio de Tecomán, Colima, perdiera la vida.

No se tiene certeza de que realmente haya existido a pesar de que su existencia se presume en la "Crónica Miscelánea de la Santa Provincia de Jalisco" de Fray Antonio Tello, escrita en 1652, 129 años después de la Conquista y muerte del Hueytlatoani y cuando el Autor tenía 86 años. Aseveración que repite casi 200 años después en la "Memoria Histórica de la Conquista de Jalisco" Fray Francisco Frejes. Aparte de eso NO se tienen registros testimoniales, ni un documento anterior, ni siquiera en las Cartas de Relación de Hernán Cortes, en los que se consigne con certeza sobre la existencia real, mucho menos la personalidad del personaje, lo que dada la bravura con la que se le exalta más de un siglo después, no podría haber pasado por desapercibido.

*Presidente de la Sociedad Colimense de Estudios Históricos, A.C.

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