Como miembra de una generación revolucionaria,
asumo mi derecho a recordar a
Isabel Moctezuma Tecuichpo Ixcaxochitzin,
y a sus cinco maridos”
Lilia Granillo Vázquez.
“Isabel, hija de Moctezuma: gozne entre dos culturas”. UAM Xochimilco. 1992.
Noé Guerra Pimentel
El jueves 11 de marzo fue presentado en el CC Adolfo Mexiac el libro “Las hijas de los conquistadores” de Rosa María Zúñiga Pérez, consocia de la Sociedad colimense de estudios históricos, A.C., quien me dispensara la confianza de comentar su obra, junto con mis queridas amigas Celia Cervantes y Ana Cecilia García Luna, en presencia del titular de la Secretaría de Cultura y de la del Instituto de las mujeres, frente a un centenar de amigos del arte y la cultura local.
Estos fueron, en parte mis comentarios: Los opuestos, fundamento del universo. La vida misma: naturaleza-tiempo y espacio. Hombre-Mujer, Adán y Eva. Así, la vida en la tierra, en el universo, en todos los campos que le han sido dados a conocer al hombre y a la mujer, la humanidad toda, se ha vestido de múltiples interpretaciones en función del tiempo, el espacio y las formas de gobernarse, de producir, de socializar, de guardar las costumbres y las formas de pensar. Formas de cada pueblo elaboradas en base a las experiencias y visiones del mundo construido. En éstas, se hallan sin duda de manera primordial, las maneras de observar e interpretar la sociedad, concretamente la relación entre el hombre y la mujer. Una relación que ha estado sujeta a la supremacía de uno u otro sexo. Es decir, lo femenino y lo masculino han marcado la visión del mundo.
Cabría preguntarse ¿cuáles son las relaciones predominantes? Quizá, ésta y otras interrogantes fueron las que construyeron la obra en comento ¿En qué momento, si la hubo, se extravió la igualdad? ¿Qué consecuencias trajo? De este y otras perspectivas trata Las Hijas de los conquistadores que Zúñiga ha puesto en nuestras manos. Así, para uno, se tiene lo otro. Es pues, en esta dicotomía en la que se desarrolla la existencia humana. Enfocada desde las miradas que la experiencia ha permitido y existe en documentos. ¿Quién tiene la razón, ella o él? ¿El género femenino, desde su poder natural, por otros medios en el tiempo no ha dominado? ¿En esta discusión de dominaciones, alguien tiene la verdad?
Las Hijas de los Conquistadores, parece ser también, la respuesta a la investigadora de la UAM, Lilia Granillo Vázquez: Nos aguarda la tarea de escribir nuestra propia historia, pero mientas concluyamos esa misión, hay que utilizar, con crítica femenina, las fuentes masculinas que son las únicas que hasta ahora tenemos a mano”. Esta invitación ha hecho eco en Zúñiga Pérez y uno de sus méritos, es que a través de esta obra las mujeres del Colima del s. XVI, ya dejaron de ser sujetas sin voz y sin historia, Rosa María, les devolvió la presencia y el derecho indiscutible de haber existido y haber sido las mujeres que fueron.
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