CULTURALIA. LA AUTORA DEL PALACIO DE LOS CONDES HERAS SOTO

NOÉ GUERRA PIMENTEL*
Conocí a Magdalena Escobosa Haas antes de verla. Por sus palabras la descubrí como una mujer comprometida con lo que emprendía y fiel a su origen. Conocí entre páginas y párrafos a una persona que no sabe decir no, y menos expresar: “No puedo”; y, sobre todo me encontré, sin haberla tenido enfrente, con una dama culta, con muchas lecturas acumuladas y con profusos horizontes.


Vi también a una mujer grande de enormes cualidades, virtuosa en muchas de sus facetas y agradecida con la vida, con sus padres y hermanos, ennoblecida por su matrimonio, engrandecida por sus hijos y admirada por sus sobrinos y nietos y con el tiempo también reverenciada por una sociedad, la de colima, a la que ella siempre ha pertenecido y que por sus aportaciones al engrandecimiento de su cultura le agradece que sea una de sus hijas predilectas.
Repito, conocí a Escobosa Haas sin haberla visto y la interpreté lejana, como cuando uno encuentra la foto de alguien desconocido o igual se lee un libro de un autor remoto en el tiempo y en la geografía, me pasó ante la grata sorpresa de descubrir, hace poco más de diez años, en la Casa del Archivo de Colima, la que para mí es su obra representativa, pues con ella recuerdo a su autora, me refiero a “Los mercedarios en Colima”, porque con ese libro retraigo aquella necesidad que tuve de conocerla para externarle mi admiración y respeto.
Fueron el tiempo y las circunstancias las que al paso nos hicieron coincidir en el mejor ámbito, en el seno de nuestra agrupación fraterna, para acercarnos en una amistad de comprensiones mutuas y de los afectos equitativos que dan el respeto y el reconocimiento a quien uno en los hechos admira y quiere. Fue así como tuve la oportunidad de conocer en persona a Escobosa Haas, una bella Mujer que con gala de anfitrionía y en principio de reservada apertura me obsequió los pasajes más significativos de su vida, una vida que, lo confieso, solo compulsé con los referentes descubiertos en “los Mercedarios”, como su escencia, una mujer que es como escribe, autentica y verás, profunda y consciente de su aporte, tal y como se constata en sus obras publicadas, suficientes creo para lograr un espacio entre los colimenses que han trascendido no solo por su vida, sino por su obra.
Escrita en su primera edición en 1984, El Palacio de los Condes Heras Soto, es la obra fundamental de la autora, ya que con ella se gradúa como investigadora e historiadora y da pie al desarrollo de su trabajo posterior y de igual importancia, como el que publicó sobre otro edificio iconográfico de la ciudad de México, La Casa de los Azulejos en 1986; y el de otra edificación, quizá la más enigmática de nuestro país, por las historias secretas que esconde La Historia de la Residencia Oficial de Los Pinos, ésta publicada en 1988; además del que ya aludí y que para mí es el emblemático, Los Mercedarios en Colima, haciendas y trapiches, editado en 1999; hasta cerrar su trabajo con 60 años de la medicina en Colima 1940-2000, de 2008.
Agradezco a mi estimada consocia su generosidad para permitirme además de reconocer su talento su humildad al públicamente, no obstante su gran prestigio como historiadora, reconocerse orgullosa integrante de la Sociedad Colimense de Estudios Históricos, sin duda un gesto noble que además de valorarle le debemos imitar, ya que con él nos habla de la lealtad y gratitud hacia una institución que la cobija y consiente como una de sus más destacadas integrantes. Gracias Magda y felicidades.
*Presidente de la Sociedad Colimense de Estudios Históricos, A.C.

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